Alina Rodríguez(Carmela) en Conducta (2012)
Acabo de leer que Carmela acaba de dejarnos, que no pudo en una lucha desigual contra un cáncer que logró segarle la vida y a mi se me ha encogido el pecho de tristeza y rabia por tanta injusta enfermedad a tanta gente inmensa y llena de vida. Pero Carmela no se llama Carmela, se llama también Justa, María Antonia, y sólo a veces, Alina Rodríguez, una de las actrices más queridas y admiradas por el pueblo cubano en los últimos años.
Desde la mañana de ayer corrieron los rumores de su muerte por redes sociales y blogs y aunque no había nada claro, a mi me dolía ya. Yo quise seguir creyendo que la risa y sencillez de esa gran mujer iban a acompañarnos por mucho tiempo más, que Chala tendría en su clase a su maestra (que no es su abuela, pero ojalá lo fuera) y que Lucio Contreras seguiría peleando y queriendo a su criada de carácter firme, la única que osaba enfrentarlo.
No puedo decir mucho más, porque uno se empequeñece ante el pesar y no puede articular otra cosa que una muestra inútil de esta sensación de incredulidad que nos rodea. Muerte, puta vieja, intentaste llevártela, pero te jodiste, porque aquí está entre nosotros. Y tú, quédate tranquila y sonriente en medio de este absurdo, mi Carmela buena, que no dejaremos que te retires nunca.
-Yo creía que tu estabas en “cana”.
-Que va Tino,eso es lo que muchos quisieran, pero todavía hay María Antonia pa rato.
“¡Qué tronco de actriz es esa Alina Rodríguez!, para los cubanos ¡tronco! de lo que sea, es lo máximo, la cima, esa es la protagonista de María Antonia” (Consuelito Vidal)
“Me molesta que me roben en el mercado, me molesta muchísimo, porque yo soy una trabajadora igual que las demás. Me encanta mi país, me encanta mi pueblo, el cubano me encanta, me gusta la luz del atardecer en La Habana, creo que no la he visto en ningún lugar del mundo…..” (Alina Rodríguez)
Qué manera tan hermosa de hablar de una persona, que no está y a la vez, está tan dentro de todos los que la seguimos, la vimos envejecer ante las cámaras, nos encariñamos con sus personajes y llegamos a quererla como Alina también.
Qué horrenda enfermedad es esa que se lleva a nuestros queridos…
Qué bonito quedarnos con los recuerdos de los que se van…
¡Ve con luz Alina! Gracias.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ay Javi… yo me acabo de enterar. Siempre se van todos los buenos 😥
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pingback: Escrito a la primera… | A mano, y sin permiso